Esta es una receta que hay que dejar para cuando uno necesita azúcar o tomar solo un trocito, lo cual es imposible porque una vez que empiezas no puedes parar hasta terminarlo. Consta de dos partes una base y una cobertura.

Para la base necesitaremos 175 grs de harina, 125 grs de mantequilla troceada y 50 grs de azúcar moreno fino tamizado.

Y para la cobertura: 50 grs de mantequilla, 50 grs de azúcar moreno fino, 1 bote pequeño de leche condensada creo que es de 370 0 400 grs, y 150 grs de chocolate con leche.

Engrasamos un molde cuadrado de unos 22 cm,
Tamizamos la harina en un cuenco, añadimos la mantequilla y trabajamos con los dedos hasta obtener una consistencia de pan rallado un poco vasto. Agregamos el azúcar y mezclamos para formar una pasta dura.
Presionamos la pasta contra la base del molde y la pinchamos con un tenedor.
Cocemos en horno precalentado a unos 180 º unos 20 minutos hasta que se dore un poco. Dejamos enfriar en el molde.

Ya tenemos una parte vamos a por la cobertura.
Para ello calentamos en un cazo antiadherente, a fuego lento, la mantequilla, el azúcar y la leche condensada, sin dejar de remover, hasta que llegue a hervir.
Bajamos la temperatura y cocemos durante 4 o 5 minutos más, hasta que el caramelo tenga un color dorado pálido, se espese y empiece a desprenderse de los bordes del cazo. Vertemos la cobertura sobre la pasta y dejamos que se enfríe.

Cuando la cobertura de caramelo esté dura, derretimos el chocolate con leche en un cuenco refractario colocado sobre un cazo con agua caliente. Extendemos sobre el pastel, dejamos en un lugar fresco y, cuando esté frío lo cortamos en rectángulos o cuadrados.